martes, 7 de enero de 2014

"Villa Esperanza"


Eran las seis de la tarde, del primer día de diciembre, cuando me encontré con mi amigo y fotógrafo David Ueman. Habíamos sido invitados en la Villa Esperanza para asistir a un evento cultural organizado por los chicos que allí mismo viven.


La "Villa Esperanza" está en la homónima calle en Lavapiés. El espacio había sido antes una carbonería, luego se ha convertido en el célebre “escena”, ahora es una casa donde los inquilinos que allí residen han querido retomar su origen y levantar espectáculos culturales auto-coordinados y gestionados en el interior del piso mismo.

A la llegada en la villa nos han acogido la gente del piso y hemos tenido la suerte de conocer jóvenes con muchísima gana de hacer y platicar con todos ellos antes que empezara el espectáculo. Nos estimulaba comprender cómo y de donde nace una intención cultural tan original y autentica.

Los protagonistas son muchos de los inquilinos, pero también vienen invitados artistas fuera del ambiente familiar. Es este caso han sido invitados Asier Vázquez, poeta originario de País de vasco; Patricia Gonzalez, violinista; Kiyomi Homma, coreógrafa y bailarina de flamenco; Yutaka Nozawa, artista plástico y audiovisuales.

De otra parte los músicos Vidal y Victor Hugo Podetti han sido entre los artistas que en la villa misma moran.

El espectáculo arrancó después de las siete de la tarde. Salió como primero Victor Hugo con una guitarra. Victor nos regaló covers de grandes clásicos rock. El argentino ha creado una atmosfera sensible y emocionante ideal para empezar la noche.




Siguió el poeta Asier Vázquez con un recital conmovedor. Su ironía nostálgica, si así puedo llamarla, su melancolía positiva y sus palabras románticas nos han conquistado y impresionado todos y solamente con un aplauso sin fin ha podido terminar su recital.










Después de disfrutar de tanta creación pudimos aprovechar un pequeño descanso para saborear el vino caliente que los jóvenes de la casa habían preparado para los invitados.


A la vuelta en el escenario, ya estaba listo Yutaka Nozawa con su instalación y proyección.
Yutaka ha proyectado su video con un juego de espejos haciéndolo reflejar sobre la pared. El video era acompañado de diferentes sonidos (el ruido de un tren, las voces de niños) que te dejaban imaginar lo que podía pasar mirando las imágenes que el artista japonés proyectaba.
Las imágenes proyectadas están tomadas en Nepal, precisamente en Katmandú, la capital del país.



En el medio de la performance entró en el escenario el músico Vidal con su guitarra acompañado de la violinista Patricia Gonzalez.


Los dos artistas han tocado unos de los temas personales de Vidal y han creado un aire íntimo y hogareño. De repente desde el público se ha levantado la bailarina de flamenco Kiyomi Homma  y nos ha hipnotizado con sus movimientos y su taconeo hizo vibrar la villa entera y latir nuestros corazones.



Al final del espectáculo hemos tenido una actuación no programada de unos chicos que conocían  el espacio porque lo frecuentaban cuando era una tetería. Ha sido un salto en el pasado: se ha creado un hilo conductor entre el pasado y el presente de la casa, hablo de las mismas ganas de seguir con ideas culturales e intenciones de crear algo distinto.


Hemos asistido a algo artísticamente sorprendente que solamente este lugar ha sido capaz de renovar.
La “Villa Esperanza” así se ha reconectado con un espíritu que había antes, la única diferencia  es que en cambio de ser un espacio público, una tetería, así como era, es ahora una casa privada y esto hace del evento algo diferente, algo todavía más mágico.
Todo gracias a la voluntad de la gente que vive ahora en el espacio: jóvenes con mucha energía que han literalmente conseguido transformar una casa en un espacio teatral.
Ha sido algo sencillo pero algo hecho con mucha pasión, una pasión que todos los invitados hemos sentido y apreciado.
A nombre de Sin Ánimo de Nombre, agradezco mucho los chicos de la "Villa Esperanza" por habernos invitado y hacernos pasar una noche más que cultural, una noche inolvidable.


Fotos: Carmen Corpas y David Ueman

Fabrizio Rosano y Sonia Dal Bo


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